El castillo de agradecimiento
El castillo del agradecimiento
Hace muchos años, en un castillo en Holanda, vivían dos amigas llamadas Alba Luz y Mildred. Las dos eran muy diferentes, pero se querían mucho. Alba Luz era muy vivaz y aventurera, mientras que Mildred era más tímida y reflexiva.
Un día, mientras paseaban por los jardines del castillo, se encontraron con una anciana que estaba sentada en un banco.
Hola, ¿cómo están? – preguntó la anciana.
Muy bien, gracias –respondieron Alba Luz y Mildred al unísono.
¿Qué las trae por aquí?
Estamos caminando y disfrutando del hermoso paisaje –dijo Alba Luz.
Ah, qué bien. ¿Qué les parece si les cuento una historia?
Sí, por favor! –dijeron ambas amigas emocionadas.
La anciana les habló sobre un poder mágico llamado la gratitud. Les dijo que la gratitud era el poder más noble y puro que podía alcanzar el ser humano. Que cuando sentimos gratitud por algo o alguien, estamos elevando nuestra vibración y abriendo puertas hacia niveles superiores.
Alba Luz y Mildred escuchaban con atención y asombro. La anciana seguía hablando y les dijo que ella misma había experimentado el poder de la gratitud en su vida.
Cuando yo era joven, tuve un gran amor. Él era el hombre más maravilloso que había conocido. Pero por desgracia, las circunstancias nos separaron y yo quedé devastada. Pensé que nunca más volvería a encontrar un amor como aquel.

La anciana hizo una pausa y las dos amigas querían saber más.
Pero un día, me di cuenta de que había estado buscando en el lugar equivocado. Buscaba fuera de mí lo que llevaba dentro. Comencé a sentir gratitud por todo lo que había tenido en mi vida y por todo lo que seguía teniendo. Agradecí por cada momento vivido, por la naturaleza que me rodeaba, por las personas y las oportunidades.
La anciana les explicó que esa gratitud había atraído hacia ella a un hombre maravilloso, mucho mejor que aquel que había perdido.
Las dos amigas estaban fascinadas por la historia y por el poder de la gratitud. Se despidieron de la anciana con una gran sonrisa y regresaron al castillo.
A partir de ese día, Alba Luz y Mildred comenzaron a practicar la gratitud en su vida diaria. Agradecían por el sol, la lluvia, las flores, la amistad y por todo lo que tenían. Descubrieron que la gratitud era una energía muy potente que traía mucha abundancia a sus vidas.
Con el tiempo, las dos amigas se casaron y formaron sus propias familias. Se mudaron a lugares diferentes, una a España y otra se quedó en Holanda, con dos hombres maravillosos y agradecidos por sus vidas. Sin embargo, siempre se mantuvieron en contacto. Cada vez que se escribían, no faltaba la pregunta por el otro y la expresión de agradecimiento por su amistad.

Alba Luz y Mildred eran personas diferentes, pero ambas sabían que la gratitud era el poder más noble y puro que podían alcanzar. Eso las hacía sentir muy felices y agradecidas y las mantenía unidas por siempre.
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