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El famoso desconocido. Segunda parte.

Para Reir. Mi pequeña historia. El famoso desconocido o éramos dos?
Segunda parte.
Listas……
No me acabo de reír y más con tan hermosos comentarios, de verdad gracias infinitas. La segunda parte está más divertida. Jajajaja no puedo dejar de reír.

Me levanté con un dolor profundo de cabeza, nunca he tenido migrañas, mi suegra las tenía pero recuerdo las descripciones exactas de cómo las sentía. Creo que la gripa, la desvelada, el jetleg y alomejor que mis medicamentos esenciales que debo tomar diariamente, no los tome, se me terminaron dos días antes de nuestro regreso, me hizo que mi cuerpo tuviera algunas reacciones químicas desconocidas o simplemente era la risa y los ojos tan profundos color miel del famoso desconocido. Lo que sea, yo seguía riéndome y cada carcajada me hacía que mi cabeza retumbara. Que dolor. Huy huy huy!!!

Mi esposo dice voy hacer un te quieres? Cabe aclarar que después de dos largos y divertidos meses viajando lo único que teníamos era el te. Así que la respuesta era un si o si.
De repente se aparece Berend en el baño, y yo sentada a mis anchas ya se imaginarán la escena y suelto la carcajada, mi marido con una tasa con te en una mano y una mesita auxiliar en la otra y la quiere poner la mesita y el té alado mío. Jajajaja, no puedo más y le digo ahora sí que me siento muy famosa. No creo que a nadie les lleven té al baño. Jajajaja. Ya se imaginarán la tontería tan grande y la carcajada que soltamos juntos y mi esposo con una mirada sería me comentó cuando termines de arreglarte acuérdate de que te comenté algo del famoso desconocido. Y le digo ok y nos volvimos a reír por el té y los dos famosos desconocidos. Jajajaja, jajajaja, jajajaja no puedo más. Huy, huy, huy mi cabeza.

Y en eso mi mente se transporta a la noche anterior y cómo terminó nuestra historia en el aeropuerto con el famoso desconocido.

Berend y yo seguimos caminando con una sonrisa de oreja a oreja en camino a la estación del tren. Para las que conocen el aeropuerto, la estación del tren está pegada a las puertas de salida. Un aeropuerto muy práctico y todo techado.
Yo con un frío tan penetrante que sentía que me invadía desdé las plantas de mis zapatos hasta cada molécula de mi organismo. En fin, ya sabíamos que no traíamos la ropa adecuada no solamente como nos veía la gente, sino por como nos sentimos. Mi gripa se sentía peor, la nariz era como una llave que está mal cerrada, goteando y goteando. Que horrible sensación, que no sentía por tantos años. Huy, huy, huy.

De repente escuchó la voz de mi Berend y me dice en Holandés tengo hambre vamos por un pan con queso y yo sigo con mis pensamientos entre el frío, la gripa y el muchachote guapo, el famoso desconocido de aquí en adelante. Me vuelve Berend a repetir, si un rico pan con queso. Y pensando cada loco con su tema. Huy, huy, huy qué frío.

A los típicos Holandés después de un largo viaje como el nuestro de más de dos meses, un rico pan con queso es lo máximo. Y sonrío y le dije vamos. Caminamos al otro extremo del edificio y Berend compro dos panes con queso. «Oude kaas» y me dice llévalos tú porfa.

Berend caminaba con la maleta grande, su mochila llena y pesada con todos los aparatos eléctricos y los boletos del tren en mano; Y yo caminaba con una maleta pequeña, mi bolso de mano, cargado de todo y de de nada, pero pesaba y ahora también dos baggetts con queso y mi nariz seguía goteando. Huy, huy huy qué frío.
Berend me dice apúrate que se nos va a ir el tren. Bajamos la escalera eléctrica como pudimos y en eso llegó el tren. Un gentío que pensé no ibamos a caber. En fin ya adentro del tren y varios empujones nos acomodamos en el segundo piso en uno de los pasillos entre la gente.
Todos los asientos llenos y yo haciendo marravillas para no perder el equilibrio y decido poner los baggetts bajo mi brazo y mi mente me transportó por un segundo a mi primer viaje a París y bueno eso tendrá que ser otra historia, tan divertida como está. De repente en medio de todo el burillo se escuchan voces en Castellano, mi mente se enfoca a escuchar y a no perder el equilibrio.
De repente se escucha claramente la voz de una jovencita y dice que emoción a mi me regalo su autógrafo y dice otra que es lo que más te gusta del famoso desconocido y contesta sus ojos de miel. Hermosos dice la chiquilla.
Y yo pienso si que ojos de miel tan profundos, de verdad de esos ojos penetrantes que puedes soñar, de esos que todas o casi todas hemos sentido alguna vez, que puedes bailar bajo la luna llena y te prometen bajar hasta las estrellas pero no saben ni bajar la tasa del baño. Jajajaja jajajaja.
La chiquilla seguía soñando y yo con mis burradas, jajajaja y de repente escuchó a otra jovencita, no a mis sus pestañas rizadas. Que ojos dice otra.
Y entre ruido y ruido y diferentes idiomas casi no se podía escuchar a menos que te concetraras muy bien y yo peleando con mi nariz los baggetts para no perder el equilibrio. Y de repente escuchó a una señora en Holandés que se levantó de su asiento y me dice sientes Ud. Ud es más vieja que yo y necesita más el asiento. Jajajajajaja ya no soy famosa desconocida ahora soy vieja y famosa desconocida jajajaja qué noche. Huy huy huy qué frío.
Trato de que ella se vuelva a sentar y no quiero perder el sonido del otro lado lado del tren y del famoso desconocido, pero ella insiste, yo agradezco infinitamente y me siento.
De verdad ella era más mayor que yo. Berend me dice hazlo y con sonrisa de oreja a oreja agradezco.
El tren se para en la estación y bajan las chiquillas y en eso me animo a sacar mi teléfono y a tomar una foto de los pósters. Los Holandés no muy contentos con mi travesura me ven de abajo hacia arriba y yo con la combinación perfecta, jajajaja pero no deje que mi ego saliera a defender, le dije tu encárgate de la gripa y yo tranquila me quedé observando la foto del famoso desconocido.
No te pierdas la tercera parte donde se descubre quien es el famoso desconocido de los ojos de color miel.

#adrianabebig
#historiaenmicorazon

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