Frase 26
Hay un momento en el camino personal en el que entendemos algo fundamental: las personas no siempre nos dan lo que merecemos, sino lo que pueden, lo que son, lo que su nivel de conciencia les permite ofrecer. Y ese descubrimiento, lejos de ser una desilusión, es una liberación.
Porque nos recuerda que lo que merecemos no está en manos de nadie más. Está en las nuestras.
Cuando dejamos de esperar que otros llenen espacios que solo nosotros podemos sostener, recuperamos poder. Dejamos de mendigar migajas emocionales y comenzamos a construir nuestra propia abundancia interna.
El amor propio se convierte en una práctica diaria, no en un concepto aspiracional. Se vuelve acción: límites claros, descanso consciente, decisiones alineadas, palabras que nos honran, relaciones que suman y presencia que nos sostiene.
Comprender que cada persona da desde su historia, sus heridas y su nivel de crecimiento nos permite soltar expectativas irreales.
No es resignación; es madurez emocional. Es reconocer que cada uno entrega lo que tiene desarrollado en su interior. Y si lo que recibes no es amor, no es presencia, no es cuidado… no habla de ti, habla del otro. Lo que sí habla de ti es lo que toleras, lo que eliges y lo que decides aceptar.
Tú mereces más, y ese “más” comienza por lo que te das hoy. ¿Te estás hablando con amor? ¿Estás defendiendo tu paz? ¿Te estás priorizando? ¿Estás dejando para después lo que sabes que necesitas ahora? El amor propio no es egoísmo; es responsabilidad. Es saber que tu vida depende de ti y que tu expansión también.
Hoy, regálate una certeza: tu valor no disminuye por la incapacidad de otros para verlo. Y tu abundancia emocional empieza en el mismo lugar en el que nace tu conciencia: dentro de ti. Cuando te reconoces, cuando te eliges, cuando te honras… tu vida se transforma desde la raíz.
Recuerda siempre:
“Cuando te eliges, tu vida se ordena.”
“El amor propio no exige… ilumina.”
“Tu valor no se negocia, se recuerda.”
Tú Mentora de Liderazgo Consciente,
AdrianaBeBig