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La Trufa de Chocolate.

La Trufa de Chocolate

Mi vecina Tere, es una señora muy interesante y de gustos muy elitistas a simple vista, pero cuando rasca uno la superficie tiene su corazón como una trufa negra de chocolate. Llena de explosión y muchas experiencias.

Tere es bajita para ser Holandesa y un poco llenita, tiene el cabello rubio y sus canas se las tiñe en un tono dorado casi se podría decir rosado.
Le encanta la lectura y tiene club de lectura que organiza cada semana durante los meses de Otoño e Invierno y se podría decir con mucho éxito.
Su casa está llena de libros y creo que sí pudiera ser una mosca en su pared, estoy segura que ella habla con ellos.
Cada que toca uno de sus libros es como si les hiciera una caricia y se comunicaran con ella. Y en ese preciso momento te cuenta una historia o un relato acerca de ese libro.
Me encanta ir a visitarla, aunque las otras vecinas dicen que es muy extravagante. Creo que es esa la característica que más me agrada de ella.

Tere, vive su vida a su manera, sin reproches, ni tapujos. Me encanta su filosofía.

Ella, no sé engancha con nada, solo creo que con sus libros porque aveces se queda terca en su manera de ver al mundo y ahí donde le sale lo elitista.

Me encanta tomarla del pelo y
últimamente tenemos unas charlas muy amenas y su mejor amigo el EGO nos visita menos a menudo.
Así que pasamos horas y horas tomando el té en los días de invierno y teniendo debates de como resolver los problemas del mundo que las dos sabemos que a nadie le interesa nuestra opinión. Y de eso estoy más que segura.

A Tere le encanta jugar golf tanto como a mi y aveces salimos muy temprano en la mañana y nos quedamos horas en el campo de golf hasta terminar con una buena copa de vino en el salón del club.

Además sale a velear cada ves que puede, junto con viajar por todo el mundo. Hobbies que compartimos en común.

Y las pocas horas que le quedan las dedica ayudar en la Iglesia y yo a mi consultoria.

Aveces he llegado a pensar que le tiene miedo a la soledad y que se ocupa todo el tiempo para realmente posponer lo más posible de encontrarse a solas con ella misma. Sus libros, llenan esos minutos de vacío que tiene entre todos sus compromisos. A mí me encantan los momentos de soledad donde los utilizó para meditar y para escribir, como lo estoy haciendo en estos momentos.

Tere es como Latina, llega a tu casa sin avisar y sin cita como No lo hacen los Europeos. Ella llega y quiere ser atendida como si fuera la reina de Inglaterra, aunque en mi caso, yo le doy el estropajo y le digo que me ayude a lavar los platos. Ella se siente en su casa. Y aquí el lema mi casa es tu casa se ajusta al 100%>

La última vez que Tere me sorprendio en pijamas fue hace 3 semanas antes de partir a México. Y esta vez me dejó sorprendida de verdad.

Tere, es capaz de saber cómo hacerte el mejor regalo en el momento más inesperado.

Hace muchos años en una de mis muchas conversaciones con Tere le conté que me encantaría volver a probar unas trufas de chocolate del famoso chef Danés, Fritz Kinipschildt. «La Madeleine au Truffe».

La Trufa está hecha con chocolate negro delicioso que se derrite en tu boca de una manera que te hace una explosión subliminal, crema de leche, aceite de trufa y en su interior guarda un secreto inigualable una trufa del «Perigord», el solo pensar se me hace agua la boca. Y finalmente la pequeña Trufa está cubierta de cacao finamente enpolvoreado.

Estás trufas se tienen que ordenar por encargo y tienen solo 7 días para ser consumidas. ¡Que regaló, oro negro!

Me dejó sorprendida. No sabía si llorar o reír de la alegría. Y para tanto y antes que decidiera que hacer; Tere ya estaba poniendo el té y sacando mi mejor «China» para degustar las trufas en la sala de mi casa.
Tengo un té chino que solo uso en días muy especiales porque su costo por gramo es tan exclusivo como la trufa que me estaba esperando.

Esa mañana saboreamos una Trufa cada una junto con el delicioso té.

Las otras 4 las guarde en mi bolso de mano y viajaron conmigo a Yucatán.

En el camino las venía cuidando como si fueran un bebé recién nacido. Abrí mi bolsa varias veces, unas para olerlas, otras para poder resistir la tentación de comer una.

Llegando a mi casa en Yucatán lo primero que hice fue buscar un lugar muy especial en el refrigerador para disfrutarlas en los siguientes días, aunque solo tenían 5 días más de vida.

Al día siguiente me llegan unos huéspedes que estaban celebrando el cumpleaños de uno de ellos y mi esposo les preparo unos Hotcakes como regalo y yo decidí compartir dos de mis trufas. Lo hice con mucho cariño, aunque creo que ellos no supieron que estaban comiendo unas de las trufas más famosas del mundo.

Nuestros clientes nos dijeron muchas gracias por tan buena sorpresa y nos dejaron escrito en nuestro libro de huéspedes un hermoso comentario, aunque nunca mencionaron las deliciosas Trufas.

Un día después, deci compartir una Trufa con una amiga, quería saber que sentía y que sentidos despertaba en su interior. Fue una experiencia única, ella me comentó.

Finalmente, me quedaba una Trufa, y dos días. Esa primer día fui varías veces al refrigerador para ver si aún estaba en su cajita. La observaba, la olía y decidí dejarla hasta el último momento.
Al día siguiente me levanto con mucha alegría era el día de compartir la última Trufa con Berend y para mí sorpresa cuando abrí el refri ya no estaba. Pánico y respiró profundamente para no exaltarme; y le pregunto a Berend, dónde está mi Trufa, el me contesta me la comí, como si fuera algo trivial. Mi mente a 100%, no te precipites, tranquila, es solo una Trufa. Y me dice, pensé que no te gustaron.

Lo abracé profundamente por unos instantes y me quedé con el recuerdo de mi Té con mi Trufa junto con Tere en la sala de mi casa.

Gracias Tere por enseñarme que todo las cosas de valor son para compartir y para disfrutar en el hoy y no para guardar.

Moraleja de la historia:
Aveces tenemos cosas de mucho valor y no las disfrutamos porque es solo para días especiales. Acuérdate que cada día es especial. Usa tus mejores prendas, tu mejor «China’ y vive cada momento como si fuera el último. Comparte lo que más valoras y disfruta lo mucho que otros disfrutan lo que tú compartes.
No guardes tus cosas para después disfruta ahora y comparte.

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