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Reto de Perdonar: Día 1


Reto “Aprender a Perdonar” – Día 1

¡Bienvenidos a este gran Reto!

Bienvenida, bienvenidos  todos a este camino de 10 días que te invitará a soltar las cadenas invisibles del resentimiento y abrir espacio para la paz.


Aquí no buscamos olvidar ni justificar, sino recuperar nuestro poder personal al dejar de cargar con historias que ya no pueden cambiar.
El perdón es un regalo que te haces a ti misma, porque no se trata de quien te hirió, sino de cómo eliges vivir a partir de hoy.


¿Qué es el perdón?

El perdón es la decisión consciente de liberar la carga emocional y mental que un recuerdo, persona o situación genera en ti.
No borra la historia, pero sí transforma tu relación con ella.
Es dejar de revivir la herida para permitir que cierre.


Niveles de perdón

  1. Perdón superficial – Olvidar o “hacer como que no pasó” para evitar conflicto. No sana, solo oculta.
  2. Perdón racional – Entender por qué alguien actuó así y disminuir el enojo. Ayuda, pero no siempre libera la emoción.
  3. Perdón profundo – Aceptar la historia, soltar el dolor y quedarte solo con el aprendizaje. Este es el que buscamos en este reto.

Día 1 – Perdonar a Mamá

Parte emocional

Hoy iniciamos con uno de los vínculos más determinantes en nuestra vida: mamá.
Perdonar a mamá es un acto de sanación interna. No significa negar lo que dolió, sino reconocerlo y soltarlo para dejar de vivir atada a ese dolor.

Hoy suelta:

  • Las palabras que hirieron.
  • Los momentos en que no estuvo o estuvo demasiado presente.
  • Las creencias y creencias limitantes heredadas por parte de ella que no te sirven.
  • Los valores que te impusieron como ciertos, pero ya no te sirven.

Parte neuroemocional

Desde la neurociencia, sabemos que la relación con mamá moldea nuestros circuitos emocionales en la infancia y se refleja en nuestra vida adulta.
Al perdonarla, no cambias lo que fue, pero sí puedes reprogramar tu respuesta emocional, reemplazando dolor por comprensión y ligereza.


Meditación corta

Cierra los ojos, respira profundamente y repite:

“Mamá, reconozco tu historia y la suelto de mi corazón. Elijo quedarme con el amor y liberar el dolor.”


Aceite esencial recomendado

Lavanda – calma el sistema nervioso y abre el corazón a la compasión.
Inhala profundamente y permite que tu cuerpo se relaje.


Frase poderosa

“Me libero de las expectativas y abrazo a mi madre en la totalidad de lo que fue, es y será.”


Ejercicio del día

Escribe una carta a mamá (no tienes que entregarla) con:

  • Lo que agradeces.
  • Lo que te dolió.
  • Lo que decides soltar hoy.
  • Lo que perdonas.
  • Y por lo que tú también necesitas ser perdonado.

Léela en voz alta y luego guárdala o quémala como símbolo de liberación.


Cuadrante YO.M.E.R.A.

  • Y: Yo Reconozco mi herida.
  • O: Yo observo lo que siento sin juzgar.
  • M: Me hablo con compasión.
  • E: Escucho mi cuerpo  y me permito sentir sin culpa.
  • R: Reemplazo resentimiento por comprensión.
  • A: Actúo desde la paz y Agradezco.


Tu mentora de liderazgo consciente y creadora del método YO.M.E.R.A.
Adriana Rodríguez


Agradezco muchísimo tus comentarios en mi blog.

Comments (6)

  1. Amo a mi mamá profundamente, se que me dió todo su amor y le doy las gracias por todo el amor que me dió, por la fe que me transmitió y los valores que con su ejemplo me transmitió, que hizo lo mejor en mi educación y formación con las herramientas que tenía.

  2. muchas gracias por tus ensenanzas, este vinculo es el mas doloroso creo de mi vida y sera una larga carta tal vez, tal vez corta no se…

  3. Desde que tuve conciencia, mi mamá fue mi ejemplo de vida, me parecía que ella tenía todas las virtudes y capacidades que alguien puede tener… y a mis cincuenta y tantos años, yo casada y con 4 hijos ya, me di cuenta de que siempre estuve supeditada a sus expectativas, en lo social, en lo moral y en lo espiritual y me dolía tremendamente no ser o «cumplir» con todo aquello que ella esperaba de mi. Hoy se que eso me impidió ser yo, crecer y tener más seguridad e independencia emocional. A pesar de que aún entonces (ella vivió como 15 años más), nunca tuve el valor de platicarlo con ella, mucho menos enfrentarla, fuimos muy felices.
    Hoy, honro su vida y doy gracias a Dios por ella, pues solo por ellos (mis papás) SOY. Hago mi carta, perdono y agradezco todo lo que sí fue.

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