Una Energía Extraña – Parte Dos
Una Energía Extraña
Parte Dos
Capitulo 4: Armenia y Chile
Está energía y éste nombre de Armenia me trasladan a mi tiempo en Santiago de Chile.
En Chile viví atardeceres infinitos. Aprendí por primera vez a ver la vida desde mi interior. Mi vida rompió tendencias y en mí trabajo rompí records. Y yo me transformé.
La vida me ha regalado mucho pero Chile fue algo especial.
Era la primera vez que pasaba más de tres meses sola sin mi familia, mi esposo. Las comunicación por las redes sociales no existían prácticamente. Más de 30 años atrás, vidas completas para muchos.
La distancia entre Holanda y Chile si se podía sentir. Y los viajes eran largos y costosos, así que Berend y yo no podíamos vernos cada fin de semana como fue la costumbre muchos años después.
En Santiago de Chile aprendí afrontar muchos miedos desde vivir completamente sola, replantear mi carrera profesional y descubrir a mi Ángel. Literalmente pero eso será otro capítulo.
En el momento que dejas de comportarte como turista en cualquier parte del mundo, empiezan las largas amistades y a descubrir algo que no tiene precio, te descubres nuevamente a tí.
Si Chile me regalo el aprender a escuchar a mi interior. Que hoy es mi más grande tesoro.
Una tarde de ésas que cuando viajas tanto y aún sigues pretendiendo ser turista, pero ya no lo eres. Pero tampoco te haz podido integrar plenamente a la ciudad de repente la diversidad del lugar te abraza y te brindan consuelo. Esa noche conocí Armenia.
Armenia era una jovencita de 11 años, era un pequeñita en crisis. Vagando por las calles, sin ropa limpia, sin haber probado bocado en largo tiempo y me temía que alguien la estuvieran explotando.
Ese día, esa pequeña Armenia hizo algo maravilloso en mi interior y me dió la oportunidad para descubrirme a mi misma, a confirmar mis objetivos para trascender y a escuchar a mi intuición. Ese día empezé a vibrar en una nueva frecuencia y a sentir lo que nunca había antes sentido. Una compasión intensa por el prójimo.
Armenia necesitaba ayuda y con el apoyo de mi intuición la llevé a mi hotel. Era el Ritz ya se imaginarán el show para poder entrar y sin que la gente me reportará como una loca.
Finalmente con la ayuda de una mucama, pudimos ayudar a que la pequeña Armenia tuviera una buena ducha, buena comida y mientras la mucama me ayudaba con la pequeña Armenia yo salí corriendo a buscar varios vestidos, zapatos y demás.
A mí regreso la vestimos como una hermosa princesa. Al día siguiente y con ayuda del gerente del hotel pudimos ayudar a buscar una casa hogar para Armenia.
Armenia se convirtió en mi familia los fines de semana durante mi estancia en Chile, pero un fin de semana Armenia ya no estaba en la casa hogar y le perdí la pista.
Esa lucecita que Armenia dejo en mí corazón nunca desapareció.
Y ahora 30 años después la tenía enfrente de mi en Barcelona. Tan elegante como el primer día que le pude ver su carita sin lodo y cuando mi intuición me pidió que hiciera algo por esa pequeñita.
Cada fin de semana le contaba de mis aventuras de telecomunicaciones y ahora toda una dama había seguido mis pasos.
Nos miramos a los ojos, nos volvimos a encontrar y nos dimos un abrazo fuerte. De esos abrazos que no puedes dejar, porque algo hermoso está sucediendo.
En la actualidad Armenia vive fuera de Chile, es una gran líder de Telecomunicaciones y en sus tiempos libres su prioridad es rescatar a chicas con problemas similares a los que ella se enfrentó en su niñez.
Moraleja de la historia:
Todas podemos dejar huellas positivas por nuestros andares. Nunca des la espalda a alguien que te necesita.