Abismos sin razón
«En la penumbra de la noche, cuando los suspiros se entrelazan con los recuerdos y los misterios se despiertan, mi mente teje un relato que se adentra en los abismos de la mente, donde los sueños y las pesadillas se funden en un oscuro lienzo…
Anoche, en el umbral de la vigilia y el sueño, me vi arrastrado hacia un abismo de sombras. Las pesadillas, como hilos invisibles, tejían su telaraña en mi mente, recordándome a mi abuela materna, esa anciana de ojos claros que tanto quise y que siempre las albergaba. Para ella, el descanso nocturno era una tortura, un viaje a través de los recuerdos y los fantasmas del pasado.
Mi abuela, huérfana a temprana edad, cargaba con los ecos de los ancestros. ¿Qué oscuros secretos se ocultaban en su linaje? ¿Qué caminos tortuosos habían recorrido sus predecesores? Las pesadillas, como guardianas de la memoria ancestral, la atormentaban sin piedad.
En mi sueño, vi a mi padre, su figura desvaneciéndose en la oscuridad. Los maleantes lo arrastraron hacia un pozo profundo, un abismo sin fondo. Sus gritos de auxilio resonaban en mis oídos, pero yo estaba atrapada, acorralada junto a mi madre. La impotencia me devoraba mientras el abismo se cerraba sobre él.
¿Qué significaba este sueño? ¿Era un presagio, una advertencia de los espíritus ancestrales? Mi mente se debatía entre la razón y la superstición. ¿Dónde estaba el alma de mi padre? ¿Qué mensaje nos traía desde el más allá?
Ayer, compartimos momentos felices en familia. El mar acarició nuestras almas, y la risa resonó como un eco lejano. Pero la pesadilla persistía, como una película en pausa, esperando retomar su curso. ¿Acaso mi inconsciente intentaba decirme algo? ¿O era mi padre, desde algún rincón del más allá, quien me susurraba en mis sueños?
En la penumbra de la mañana, me enfrenté a la incertidumbre. ¿Qué senderos ocultos nos lleva nuestro inconsciente? ¿Qué secretos yacen en los abismos de nuestra memoria? Quizás, en el oscuro pozo de los ancestros, hallaremos respuestas o, tal vez, solo más enigmas.
Así, en el misterio de los recuerdos cada uno teje su propio relato,
donde los hilos del pasado se entrelazan con los latidos del presente, y en cada sueño, en cada pesadilla, encuentras la huella de tus ancestros,
como estrellas fugaces que iluminan el camino hacia lo desconocido.
Lo que sí estoy segura es que los sueños y las pesadillas son portales a mundos desconocidos, y cada uno de nosotros debe interpretarlos a su manera.»
Adriana Rodríguez
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