El abrazo que cura el alma
La hija abraza a su madre con amor,
en la enajenación de la enfermedad que lidió.
Aunque no reciba respuestas ni reconocimiento,
su alma sigue allí, su presencia un aliento.
Comparten el presente y el pasado,
los más dulces momentos de una vida compartida.
El dolor de la pérdida de capacidades cognitivas y motoras,
calmado en el abrazo que se siente en la aurora.
El abrazo de la hija a su madre con Alzheimer,
un acto de absolución, de perdón y aceptación,
que borra las fronteras del tiempo y del espacio,
y une los corazones de dos seres que se necesitan mutuamente.
La hija sabe que el camino será largo,
superando las dificultades juntas,
encontrando la fuerza para celebrar y perseverar,
y en el abrazo encontrarán el amor que necesita su corazón.
Un abrazo que trascenderá más allá del presente,
que quedará grabado en su memoria y en su alma.
Un acto de amor que une los corazones,
para siempre en un lazo que no conoce limitaciones.
En ese abrazo, el alma se desnuda,
se muestra la capacidad de amar sin fin,
de perdonar y aceptar las limitaciones de la vida,
y aceptar el paso del tiempo y su partida.
El abrazo que cure el alma y el corazón,
el que borra el tiempo y el espacio de unión.
Un acto sublime de perdón y aceptación,
de dos seres necesitados en un solo corazón.
