Es imposible no dejarse contagiar por la magia de uno mismo.
Es imposible no dejarse contagiar por la magia de uno mismo.
No hay manera de no ser seducidos por uno mismo y disfrutar cada momento.
Cada momento, con su sabores, sus sonidos, los aromas, las texturas y los juegos de luz y sombra que nos regala la luna y el sol, aunados por nuestros sentimientos y más profundos pensamientos.
Enmarca en cada movimiento lo nuevo, lo interesante, lo cómico, lo encantador, lo que te gusta, lo que te ayuda, lo que te separa, lo que te hace daño, lo que te estorba y como te hace sentir.
Nuestros abundantes pensamientos y manifestaciones dan siempre lugar a la exploración para luego realizar la intensa felicidad de recibir con gratitud lo ya deseado.
Somos el protagonismo de nuestra historia. De nuestros cambios, de nuestros desafíos.
Somos nuestros propios laberintos con creencias y hábitos que nos perjudican. Y sí, sabemos que habrá que renunciar a cada uno para dar entrada a nuestro yo profundo.
Somos abundantes, energía pura pidiendo transformarse a gritos. Cómo no dejarse contagiar por la magia de uno mismo.
Mis experiencias, mi magia, mi explendor, mi paraíso.
Contagiate de tú magia, contagiate de tí mismo y empieza a recibir con gratitud todas tus propuestas.
Eres muy afortunado pero la responsabilidad es tuya de contagiar tú magia y siempre es bueno empezar por uno mismo.